LOXA, LEONOR LEAL
Con
una puesta minimalista, un escenario despojado y una pantalla sobre el fondo,
Leonor Leal construye una obra, un homenaje o extiende una conversación con el
poeta granadino Juan de Loxa.
La
obra requiere de un a priori, saber algo al menos de este poeta que impulsó
creaciones de Mario Maya y Enrique Morente, entre otros y la creación de la casa
museo de Federico García Lorca en Fuente Vaqueros, y que desde sus experimentaciones
radiofónicas de poesía 70 comenzadas en Granada a finales de los ’60 buscaba «una
reivindicación de los valores de la canción de autor y la dignidad de la copla
andaluza». Loxa proponía un nexo entre vanguardia, la cultura popular y lo
culto.
Para
quién no conoce al poeta, puede al menos acceder a su universo a través de la
obra de Leal. Un formato de radio donde Tomás el Perrate oficia de conductor y
en el que los diferentes integrantes del equipo van construyendo el dentro y el
afuera de una transmisión.
En
el aire:
Suceden
bailes, poesía y sonidos, se construye una poética que vincula la vanguardia de
los años ’70 con experimentaciones sonoras, con frases del texto del propio
Loxa, de Lorca o con alguna copla, o un tango argentino.
Es
difícil diseccionar una pieza porque todo está interconectado y en el movimiento
que genera la propia obra te atrapa sin poder definir qué pasó.
El
supuesto estudio de radio va cambiando de forma por el espacio, se inicia en un
rincón sobre la derecha en el cual alrededor de una mesa un micrófono y algunos
taburetes están los intérpretes. Luego construirán una línea ocupando todo el
escenario, luego un grupo al centro otra vez agolpados alrededor de la mesa.
Hay
momentos en que se proyecta sobre la pantalla del fondo imágenes, palabras,
dibujos, en una construcción de collage que sitúa a la obra, que reafirma el
tiempo y que decora la escena.
Lo
musical también opera como construcción de un todo, sea soleá, sea bulería, un
poema, una alegría, solo voces, solo sonidos.
Leal
no utiliza los símbolos tan agotados del flamenco: la flor, la peineta; no hay
volantes ni faldas, no hay mantón, solo unos pantalones y una chaqueta. La imagen
de la bailaora se construye desde un universo minimalista.
Leonor
Leal baila con soltura, con flamencura, con honestidad, utiliza su cuerpo como
canal expresivo de sus propias ideas, de su búsqueda y pone en evidencia que el
baile no es un mero entretenimiento, también es una reflexión y una postura, o quizás
un manifiesto sobre lo que se cree.
La
obra cuenta con la consultoría artística de Pedro G. Romero; la percusión de
Antonio Moreno que es capaz de hacer sonar todo lo que toca, que experimenta
con cada elemento que aparece en sus manos para sacarle sonido. El saxo de Juan
Jiménez, el cante de Tomás Perrate, excelente. La guitarra de Salvador Gutiérrez
que llena con sus notas de flamenco. La actuación muy acertada de María Marín,
quien no solo canta muy bien, sino que se acompaña ella misma a la guitarra
generando en algunos momentos un contraste interesante con la voz de Perrate.
Loxa
estaría muy feliz allí donde se encuentre de esta obra que lo homenajea, lo representa
y a la vez lo vuelve a la vida.
Gabriel Vaudagna
Teatro Central 26 de septiembre 2020
Foto: Archivo
fotográfico de la Bienal Claudia Ruiz Caro
FICHA
ARTÍSTICA
Leonor Leal,
dirección, baile, coreografía y producción
Pedro G. Romero,
aparato y consultoría artística
María Muñoz y Pep
Ramis (Mal Pelo), colaboración en la dirección
Antonio Moreno
(Proyecto Lorca), percusiones
Juan Jiménez (Proyecto
Lorca), saxos
Tomás de Perrate,
cante
María Marín, guitarra
y cante
Salvador Gutiérrez,
guitarra
Carmen Mori, diseño de
luces
Manu Prieto, sonido y
montajes sonoros
Raúl Guridi, concepto
estético
Cisco Casado,
producción y administración
Con la colaboración
del Ayuntamiento de Utrera.
Comentarios
Publicar un comentario