EDUARDO GUERRERO



Sombra efímera

La propuesta coreográfica de Eduardo Guerrero parte de lugares complejos, alguien sobre un montículo de tierra tapado con una manta asoma su cabeza y canta -Manuel Soto-. Sobre un escenario despojado con una montaña de tierra sobre un extremo y un piso que suena amplificado por donde se camine.
Un gran telón collage con ropa de colores sube detrás y genera un marco que contendrá la composición minimalista de la obra a la vez que los sonidos electrónicos intervienen. Otra vez el cante vuelve a estar implicado en la escena, el guitarrista deja su instrumento y se incorpora a la acción coreográfica. Todos se mueven en escena y Guerrero construye su danza. Una forma lineal y fragmentada de moverse, con sus brazos hiperextendidos y plexo en su máxima apertura. Los movimientos determinan la danza y los pies a gran velocidad llenan de sonoridad los distintos palos que compondrán la obra.
Uno de los momentos más lucido fueron los tangos con los zapatos en las manos y movidos como si fuera un mantón, o un chal, se enrosca al cuello, o en los brazos. Juega y se desplaza por la escena. Si bien es uno de los momentos a nivel de baile más interesante no llega a calentar la platea y sigue manteniéndose un clima sórdido.
Sobre el final bailará por seguiriya mientras la cantaora primero entierra ramas de árboles con hojas de tira de papel plata y luego se desgarra sobre la montaña arrojando puñados tierra, el cuerpo del bailaor de deconstruye en la escena. Sus recorridos siempre son circulares a pesar de que su danza mantenga la línea diagonal. Es el momento más aplaudido. Sobre el final saldrá la compañía por el patio de butacas otro recurso que se ha instalado en los espectáculos flamencos.
Sombra Efímera es un nombre que deja abierta la posibilidad de interpretación, no hay discursos narrativos, el vestuario pareciera de tela plástica, el comienzo podría leerse como de gentes que duermen en la calle, pero luego esa idea no se continúa. El escenario mantiene una tensión hacia esa montaña y a la acumulación de gente. El telón de fondo dejara entrar y salir en algunos momentos a los intérpretes por una abertura a la vez que hacia los lados el escenario estaba despojado y sin ‘patas’ o bastidores.
La versión presentada en la Bienal Sevilla de Sombra efímera instalaba la pregunta de una danza vinculada con un espacio arquitectónico dentro de la burbuja producida por Marco Canevacci, en dónde la abstracción ponía de manifiesto dos arquitecturas: la del cuerpo que danza y la del contexto que lo contiene, pero esta nueva versión quiere hablar de otras cuestiones ¿cuáles? o es la danza el nombre simbólico de lo efímero.
Gabriel Vaudagna

23 Festival de Jerez /Teatro Villamarta/27 de febrero 2019.
Foto: Javier Fergo (prensa del festival).

FICHA TÉCNICA
Baile: Eduardo Guerrero
Guitarra: Javier Ibañez
Cante: Samara Montañés, Manuel Soto
Director artístico y diseño escénico: Mateo Feijoó
Coreografía: Eduardo Guerrero y Mateo Feijoó

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