¿Recomponerse ante la ausencia?
La vitalidad desesperada de quien se ha ido permanece en quien ama
(Jorge Gomes)
Nuclear, de Lorena Oliva, se
estrenó el pasado 18 de octubre en el Centre Artesà Tradicionarius de
Barcelona, en el marco del festival
Ciutat Flamenco. “Nuclear es un viaje de análisis y comprensión de
los diferentes niveles de hondura que puede haber en las emociones.” Manifiesta
la descripción del espectáculo en el programa de mano. ¿No es demasiado
abarcador el querer llegar al núcleo de las emociones? ¿Emociones en cuanto a
quién y por qué?
La propuesta lo hace
explícito desde el principio.
En el centro del escenario,
una mecedora, de espaldas al público, se mece. Se mece, en ella, la bailaora.
Se asoma hacia el público, se pone detrás, delante, la toma… se pone debajo, le
da vueltas y parece que, a través de la silla, busca algo o a alguien.
“No podría imaginar que
como único consuelo me queda tu recuerdo” Canta por abandolaos Raúl Levia. La
pérdida es el sentimiento nuclear de la obra. La pérdida de alguien que ha
estado presente durante la trayectoria vital y que, a su vez, ha sido nuclear
en la configuración como sujeto del personaje en escena. Lorena se busca a sí
misma a través del baile ante la pérdida de su abuela. La silla vacía evoca la
presencia humana, la personifica… la ficciona. Nos queda de ella lo que podamos
suponer, lo que nos quieran contar, lo que el objeto evoca a quien le queda la
ausencia. Mientras ella baila, el cante de Levia y la percusión de Carlos
Cuenca se complementan con notas de música electrónica… Lo que el objeto evoca
a quien le queda la ausencia, pasado por el tamiz de su propia experiencia y de
la construcción que ha hecho de su propia identidad es lo que llega hasta
nosotros, resquicios de quien ya no está.
Tras la puesta sobre la
mesa de la emoción central hay una pausa. Silencio. La silla es llevada a una
esquina al fondo del escenario, donde permanecerá durante el resto del
espectáculo. En la parte delantera del escenario, a la izquierda, se enciende
una lámpara. Se nos sitúa en el lugar de la memoria. La bailaora viste una
camisa… ¿Personifica a su abuela? ¿Busca evocar su valentía y sus sufrimientos?
“Que duerma el que tenga sueño, que yo no despierto a nadie”, por tangos de
Málaga.
Con el recuerdo se mezcla
el desconsuelo. Ante el desconsuelo, se puede volver siempre a la silla en la
esquina del escenario, que se nos presenta como un templo, con las campanas que
suenan y donde el personaje se deja estar, de rodillas. “¿Qué es lo que te
pasa, carita de rosa?” Le canta Thais Hernández, la otra voz que participa de
la puesta en escena y que, en ocasiones, parece ser el eco de la de la abuela
perdida.
Una vez, se sienta Thais en
la silla. La lámpara del frente permanece en escena, pero ya no está encendida.
Canta una nana… La bailaora está ausente, como si ese instante fuera un viaje al
pasado, el único momento en que la abuela está presente más allá de la memoria
de la nieta, con su propia voz… Aunque esa voz esté, al final, en función de
Lorena.
El espectáculo termina por
soleá, con bata de cola. Los dos cantaores en escena, el guitarrista… Y mucha
fuerza, como para reafirmarse y seguir adelante. En algún momento, la bailaora
se cubre entera con la bata de cola, negra toda ella, y desaparece, como si se
la tragara la pena. Pero es un instante. Al parecer, se ha sobrepuesto… El
baile alcanza un clímax, los cantaores salen del escenario en ayeos, con
intensidad, Lorena gira, gira… Y de repente se enciende la lámpara. La memoria
irrumpe en la expresión de la afirmación. Con todo… resulta que no hay
consuelo. La bailaora va hacia la luz, la observa… Y, descompuesta, atraviesa
el escenario para refugiarse, nuevamente, en la silla vacía. Se derrumba. Se
sienta. Se mece y se estremece. Al final, parece que una no termina nunca de
sobreponerse al sentimiento de la pérdida.
Clara I. Galindo
18 de octubre 2021 / III
Cuitat Flamenco Barcelona
Teatro Centre Artesà
Tradicionàrius
Foto: Gabrieldanza
FICHA
TÉCNICA
Dirección
escénica, coreografía e interpretación: Lorena Oliva
Composición
musical: Carlos Cuenca y Ñoño Santiago ‘nana’
Asistencia
de dirección escénica: Karen Lugo y José Manuel Álvarez
Fotografía:
Santa_lux ·
Vídeo:
Marta Romero Coll
Voces: Raúl
Levia y Anna Colom
Piano y
percusión: Carlos Cuenca
Letras:
Thais Hernández, Raúl Levia y Lorena Oliva
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