FARRUQUITO
Farruquito. Autorretrato.
El teatro de la Maestranza de Sevilla se llenó de
aficionados, público y artistas, todos apurados por ver la nueva producción de
Juan Manuel Fernández Flores, Farruquito. En el hall del teatro la gente comentaba:
esto te va a gustar… ya sabemos cómo
baila… es puro… es flamenco… el público ya tenia su idea a priori de lo que
iba a suceder.
En una entrevista publicada el mismo día por el Diario de
Sevilla, Farruquito le dice a Francisco Camero: "La gente a veces tiene una percepción un poquito estrecha de
mí". "Muchos hablan sólo del baile por soleá que le recuerda a mi
abuelo. Que está muy bien, porque mi abuelo -Antonio Montoya Flores Farruco- fue un genio, pero es que yo no he pretendido nunca imitarlo. Yo aspiro
a dejar un sello, mejor o peor pero el mío, y creo honestamente que aporto
otras maneras y otros colores al baile... pero los críticos, sobre todo los de
aquí, los de mi tierra, se centran demasiado en la herencia de mi familia, y me
da la impresión a veces de que no son capaces de ver más allá de eso".
El espectáculo arranca con un juego de sombra, al estilo
Saura, y detrás de esa gran sombra un bailaor haciendo una recreación de Farruco
por solea, su paseo, su panza vista a través de la sombra, su sombrero. Para
algunos era el propio Farruquito, para mí era su primo Barullo quien a su corta
edad está cada vez más parecido a su abuelo.
Luego sobre el extremo derecho del escenario una mesa, una
silla, un bastón y otra vez el sombrero de su abuelo. Del lado contrario una
gran mesa redonda en la cual están sentados todos sus músicos y el presagio de
que él mismo se subirá a bailar sobre ella.
Un gran bailaor
Farruquito es indiscutiblemente un gran bailaor, a la vez
que pasa el tiempo va adquiriendo una madurez y sus pies siguen siendo tan
veloces a la hora de rematar una letra por solea, o por bulerías. Su elegancia,
sobriedad y seguridad hacen que deje espacio para que otros artistas también compartan
con él, el sentir de su flamenco, sin establecer entre ellos una tensión más bien
un sentido de pertenencia a la misma casta.
En esta especie de autorretrato participa su primo el Barullo,
con una seguiriya que sigue la misma línea de la familia, donde el yunque suena
a madera y no a metal, y con un remate con bastones en el que interviene también
Juan Manuel y otro invitado, el Polito que además hace un numero con el cajón
entre tocar y bailar, por momentos obvio pero gracioso.
La bailaora Jerezana Gema Moneo, baila unas alegrías con
bata de cola blanca muy acertada, que luego se cambia rápidamente para hacer un
paso a dos con Farruquito mientras se escucha la flauta de Parrilla. Un dúo que
no aportó a la obra y que incluso trasmitía cierta tensión por parte del
bailaor, que lo que mejor hace es improvisar solo.
Los cantaores Mari Vizarraga, Antonio Villar y María Mezcle,
se lucieron con un cante profundo, a la vez, por momentos, con sonidos modernos.
El bajo, el piano y la flauta de alguna manera le daba un toque de modernidad
pop al flamenco de los puros.
Sobre el final sube a la mesa, tan esperada y su primo
Pitingo hace su aparición, como así también el saxofonista Jorge Pardo, otro de
los invitados sorpresa, para rematar la obra.
La puesta de luces, con algunas imprecisiones, dejando a
oscuras varios momentos del baile, estaba pensada más para un show estilo Broadway
que de flamenco.
Que Farruquito es un gran bailaor, no hay duda. Que él mismo
se quiera separar de la imagen de su abuelo es una opción, aunque empieza con
esa imagen de su abuelo y ese baile por solea. Podría sonar a una contradicción,
o un homenaje. ¿Será que en esta madurez, Farruquito entendió que el mercado
del flamenco es el que determina hasta su propia decisión? Y en eso no hay
vuelta atrás.
Al final, por fiesta, se suma su hijo pequeño para bailar,
como nota de color y como huella de la herencia que hay detrás.
Gabriel Vaudagna / Sevilla, Bienal 2018.
Foto: Gabrieldanza
Foto: Gabrieldanza
FICHA ARTÍSTICA
Baile: Farruquito y
Gema Caballero
Baile y palmas:
Barullo
Baile percusión y
palmas: Polito
Guitarra: Yerai
Cortés
Cante: Mari
Vizárraga, Antonio Villar, María Mezcle
Bajo y piano: Melchor
Santiago
Flauta: Juan Parrilla
Percusión: Paco Vega
Invitados especiales:
Pitingo, Jorge Pardo.
8 set. / Teatro La
Maestranza.
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